Claro, no lo
negaré, en primera instancia Kouros puede hacer referencia a aquella fragancia
masculina y fuerte creada por Yves Saint Laurent en los años ochenta, la
primera fragancia que sentí en el cuerpo de otro hombre como yo. Sin embargo,
la palabra Kouros designa a esas estatuas apolíneas que se encuentran en
algunos museos, jóvenes gallardos, extremadamente muy bien cincelados, la
imagen del joven atlético, del ideal masculino griego, y es precisamente de
eso, lo que quisiera hablar hoy de ese hombre idealizado y perfecto al que de
una u otra forma todos buscamos.
La astrología de
ese hombre que te vuelve “loca” que te
hace perder la cabeza, que te deja sin aliento cuando te envía una foto por el
whatsapp, suele decir que está relacionado con las combinaciones de Marte y
Neptuno en tu carta natal, y claro, la ilusión, ese hombre que parece más un
muñeco Ken, perfecto y por ende, sin ningún defecto tiene mucho de eso. ¿Pero,
será eso lo correcto? Encontrarse con un hombre que llena a tu Marte o que te
activa cualquier aspecto entre tu Marte y tu Neptuno natal. Puede ser, no existe una fórmula mágica, una
ecuación que te diga, ve, ese es tu hombre. Porque de todas formas la
astrología no es estática, los planetas se mueven y nosotros cambiamos con
ellos, el héroe que te rescató quizás termina hundiéndote en la rutina y de
repente, te ves guiñándole el ojo, a un joven mancebo unos 10 años menor que
tú. La vida es irónica incluso muchas
veces cruel, y la fantasía no se puede sostener durante tanto tiempo. El camino
de Neptuno y Marte puede ser engañoso, por eso, si quieres luz y claridad,
mejor síguele la pista a tu propio sol y si quieres algo más concreto y
duradero, no sea más que un reflejo de tu propio Saturno natal.

Javier fue sin duda, ese primer hombre que deja su impronta, ese chico que de alguna manera termina convirtiéndose en un fantasma al cual no quieres del todo abandonar. Yo, con él me sentía yo, era como si todos los planetas de mi carta natal hubiesen desaparecido y yo solo era el Sol, era lo que se suponía debía ser. Javier activa mi Sol, porque era de mi mismo signo, y además poseíamos lunas ahí también, claro, en su caso, si estaba más en conjunción. Yo, proyectaba en él, algo que me incomodaba de mi propio Sol y dejaba por completo que él lo asumiera. Javier también tenía ese componente Marte-Neptuno del que hablábamos, su Marte en conjunción con Venus y Saturno se oponían a Neptuno, claro, esto activaba también mi oposición Marte-Neptuno, vivíamos un poco en un juego, en una especie de oasis, no pensábamos en el futuro no nos importaba, nos alimentábamos de besos y caricias y para mí ese era el mejor alimento, el mundo podía acabar y a mí eso me tenía sin cuidado. Yo no lo entendí en aquel entonces, pero, yo a él, le sostenía toda aquella oposición mi Sol estaba en sextil con su Marte-Saturno-Venus y en trígono con su Neptuno, le daba luminosidad, confianza a expresar sus fantasías, a todo le decía sí. Pero, Javier se fue, ese primer Kouros se marchó, aunque su fragancia no se ha disipado del todo, he tenido que lidiar con ello.
Mi segundo
Kouros, no era de mí mismo signo, pero, era de un signo muy a fin, uno al que
tenía en aquel momento como mi favorito. Me volvió loco desde el día cero, le
besaba sin parar, yo ya era un adulto, y entendía que estaba con alguien que
terminaría siendo mi pareja. Su Neptuno natal no tenía esa oposición con su
Marte, pero, sí con su Venus, y yo, me decía me “querrá para siempre” Su Sol
natal estaba en cuadratura con su Saturno natal, un aspecto que lo tengo yo
mismo, pero, del cual nunca he prestado mucha atención, mi Sol tiene otros
aspectos más partiles y más de mi agrado para tirar hacia ese viejo ermitaño.
Por supuesto, el trabajo de proyección empezó, el me daba fuertes raciones de
un aspecto que yo no quería enfrentar de mi propio Sol y de tanto darle y
darle, pues terminé asumiéndolo, así que en esta búsqueda de ese hombre ideal,
puede que al final lo que encuentras no sea más que una imagen de aspectos de
tu personalidad con los que necesitas trabajar. Con uno aprendí a conocer a mi Sol y Luna, con el segundo, mi propio Sol-Saturno, y de ahí, quizás me pregunto: ¿Si existiera un tercero? ¿Que aprenderé o ya seré lo suficientemente yo, como para no tener que aprender, si ese tercero será lo suficientemente él para no tener que aprender de mi un aspecto no integrado de su personalidad?
Por eso, toda este discurso anecdótico, solo haya sido un medio para decirte que antes de mirar que tienen los demás para ofrecer, mira tu interior pues quizás tú mismo aún no te has dado todo lo que puedes darte. Conocerte a ti mismo, es el primer paso para que te encuentres ese Kouros y así terminar de una vez con ese efecto reflejo en el que tu pareja parece sostenerte un espejo que mires quien eres en realidad a través de él.
Por eso, toda este discurso anecdótico, solo haya sido un medio para decirte que antes de mirar que tienen los demás para ofrecer, mira tu interior pues quizás tú mismo aún no te has dado todo lo que puedes darte. Conocerte a ti mismo, es el primer paso para que te encuentres ese Kouros y así terminar de una vez con ese efecto reflejo en el que tu pareja parece sostenerte un espejo que mires quien eres en realidad a través de él.
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