lunes, 23 de junio de 2014

Quirón, San Sebastián y las flechas del Amor



“Al mirar el Cielo azul a Cupido descubrí”…. Era un crío, de hecho, esa canción de Karina, la de las flechas del Amor, era todo un anacronismo, eran los ochentas y esa, pues es de muchos, muchos años antes… “Esas flechas van contigo, donde tú quieras que tú vas, están entre tu pelo y en tu forma de mirar…..” y hoy, varias décadas después no sé, si llorar, reír un maldecir cuando entre el spotify, o el youtube me la recomiendan como sugerencia… Preferiría, aquella "de no somos ni Romeo ni Julieta  actores de un romance sin final"...si es que tuviera que escoger una de Karina, pero, bueno, es lo que hay, un corazón herido, un pecho vacío, un agujero que espera volver a contener algo, pero, como todo, solo el tiempo dirá….


Hay algo oculto, una especie de “Little dark secret”  en mí, tengo una extraña una fuerte devoción por algunos santos, no estoy muy seguro  la razón, porque provengo de una familia que está muy lejos de ser una familia devota y fanática de los santos. Tengo dos santos favoritos, San Judas Tadeo, que es algo así como el 911, solo para Emergencias, y San Sebastián, cuya estampita hace unos años atrás me la ofrecieron como el Santo de los Invertidos… Sí, parece una tontería, pero, estaba en la Basílica de la Virgen de Guadalupe en México DF, y compraba souvenirs religiosos, y de repente, me encuentra con aquella imagen de un joven gallardo, moribundo, de mirada fija hacia el infinito, con flechas cruzándole todo su cuerpo, claro, sabía que se trataba de San Sebastián, todo un icono!! Y el vendedor me dice: Es San Sebastián el Santo de los Invertidos… ¿El santo de los invertidos? Le pregunté. Sí, el de los homosexuales, está muy de moda entre ellos, esta estampita se vende que ni le cuento!! Ok, me llevo, un par que ya veo, que soy un poco invertido… Jajajaja… ¿invertido? Bueno, que a veces he sentido que todo está al revés y todo me sale mal, que mis planes siempre fracasan, seguro, es porque soy un invertido y soy el inverso de toda lógica y sensatez, pensé.


San Sebastián, mi querido San Sebastián, siempre te preguntó: ¿Dónde estás cuando te necesito? ¿Por qué no detuviste mi errar antes? ¿Por qué tengo siempre que reclamarte tu poca ayuda? ¿ Es qué tú ya no escuchas a los invertidos? O será  que como cantan los de Fangoria en Absolutamente; ¿Solo sirves para quitarnos la Frivolidad? San Sebastián más que santo es mártir, y como todo Mártir siempre encontramos en él mucho de Quirón, sin embargo, ese Quirón como una criatura extraña, diferente y aislada por el resto, también es una imagen de la propia homosexualidad, es ese vínculo entre la lucha por ser aceptados por una sociedad que nos va viendo con mejores ojos cada día, pero, que a la vez no estamos muy seguros de nuestra propia identidad  porque a veces nuestro peor enemigo está dentro de nosotros, al igual que Quirón llegamos a un punto en que queremos ser más Urano y menos Saturno. Un punto en donde  vivir en el armario saturnino ya no es suficiente y solo queda el camino de la Liberación uraniana. Pero, cómo todo Quirón al hacerlo siempre pagamos un precio por nuestras acciones, y nos preguntamos ¿ Por qué nos ha costado tanto? Sí ser valiente es salir y ser quien uno es, los no “invertidos” la tienen mucho más fácil, sin complicaciones, incluso se les educa para hacer así, mientras que nosotros los seguidores de San Sebastián y de Quirón, a veces no nos queda más que aguantar el dolor de esas flechas que punzan atravesándonos la piel.


Pero, el sufrimiento, no es solo ser un marginado, y es que aun viviendo en un país liberal, deberán pasar muchos años para que el padre promedio realmente sienta que le da lo mismo que su hijo que juega a ser spiderman termine de novio de otro que juega a ser superman o que su princesita no quiera más que a otra Rapunzel. El sufrimiento, también es el de siempre, el del Amor, el de dar mucho y recibir poco, el de no sentirse correspondido, el que tratas y tratas y no sabes si tu chico o chica te está dando una oportunidad o no. El Amor y el dolor que inflige que en algunos casos raya en una especie de mórbido placer, es lo que nos une con la iconografía de San Sebastián, un santo que ha inspirado a Boticcelli, al Greco, Rubens y otros muchos más.


Miraba el rostro angelical de aquella estampilla religiosa, San Sebastián sufría del dolor pero se le veía extasiado, y para entender porque tanto devoto gay tiene en su cuenta de Facebook, simplemente, se le debe ver en su rostro rubicundo, en el que el dolor deja de serlo y empieza a ser algo más, no se trata de una especie de masoquismo, es el martirio en su fase más luminosa, y eso es lo que propone Quirón en su fase retrógrada, la absolución, el camino de la sanación a través de la aceptación de esas heridas.  El Santo, como Quirón nos invita a ir más allá, a ver el Cielo, entender que en este momento si hay que sufrir se sufre, que vendrá mejores momentos, que después de todo, Quirón era hijo de Cronos y sabe que muchas veces no queda más que aguantar, soportar el paso del tiempo y porque no empujar un poco más la flecha que después de todo, el cuerpo, la piel, la carne no son más que eso, y lo que importa son los sentimientos, por eso, quizás, mis rezos fallaban: “Porque a San Sebastián al igual que Quirón lo único que lo puedo pedir es que el dolor sea el camino de mi evolución, sean el camino de la redención”





1 comentario:

  1. Lo que mas me sorprende en las imágenes de San Sebastian, es que pareciera que hay un goce secreto, un éxtasis en su martirio, como si de alguna forma sintiera que recibe su merecido por los pensamientos pecaminosos que lo acosan y el martirio es la única forma en la que puede elevarse… Y seguramente su agresor también goza al atarlo, lastimarlo y hacerlo sufrir, porque lo que le hacemos al otro nos lo hacemos a nosotros mismos… El bondage y el cuero son bastantes habituales en el submundo gay, y es interesante elaborar lo que hay detrás. Quizas el aprendizaje sea querernos un poco mas… Sentir que realmente no merecemos que nadie nos lastime ni tampoco lastimar a nadie, y quizás cuando eso ocurra habremos superado el trabajo de Hercules en Aries, que es dominar las yeguas devoradoras de hombres: los salvajes pensamientos oscuros, las trampas que nos pone la mente.

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