martes, 29 de octubre de 2013

Halloween, SIDA y la casa 8




Me miró directamente a los ojos, su mirada era vidriosa, ya la vida se le iba y yo, yo, no sabía qué hacer. Ella (porque aunque había nacido como un él merecía morir como toda una mujer) me dijo con su voz moribunda y quebradiza: ¿Cuéntame una historia? hazme reír, dime si esta mañana hacia calor. Yo, apenas tenía veinte años, pero, tenía a mi lado, la fuerza y el ímpetu de la juventud y de tres años trabajando como voluntario en esa ala del hospital. Sabía que no había ya mucho por hacer, ni la lamivudina, ni la zidovudina ni ningún otra droga antiretroviral de aquel entonces parecía poder rescatar a mi amiga de las garras de aquella plaga, que hoy veinte años después sigue aquí, tan vigente y actual.

Te contaré una historia, te haré reír, y sï la mañana era caliente, el Sol brillaba, bañaba con sus rayos mi piel. Mi historia como todas era de esperanzas, de un mundo en donde todos podíamos amarnos, en donde yo te amaba porque te amaba no había más razón que esa, era, la proyección de mi propia Venus natal. Improvisaba, inventaba personajes, no quería ver a mi amiga dormir, temía que al cerrar los ojos nunca más los abriría, le inventé mundos, ciudades, animales, invente incluso una superheroína Drag que la rescataría y le subiría los niveles de la CD4s con sus poderes. Pasaba las tardes ahí en el pabellón de los incurables, de los abandonados, no me sentía bien en aquel ambiente, pero, sabía que sí yo estaba así siendo ceronegativo, como podrían estar ellos y ellas. A veces llegaba por la tarde a estar con ellos, a cuidarlos y mi amigo Esteban me decía hoy falleció Candy, hoy, Miguel ya no está... ¡Quería llorar no podía hacerlo, quería romperlo todo y salir corriendo, pero, si lo hacía quien cuidaría de mis ángeles! Y lo único que hacía era decir para mis adentros con la típica arrogancia de un veinteañero: ¡Maldito SIDA, un día te venceremos!
Siguen siendo nuestras mejores amigas

Han pasado unos veinteaños ya, y estoy yo aquí escribiendo de forma anónima en un blog de astrología gay. Lo hago así no por temor ni nada por el estilo, porque ya en mis 40s, aquel ímpetu, aquel deseo de luchar aunque sigue estando ya no se manifiesta tan fuerte, tan personal, sino más bien de una manera impersonal, y no quiero decir con esto que haya de repente dejado de ser persona y me hubiese convertido en un robot, no, mi Venus sigue ahí, sigue creyendo que te puedo amar sin tener una razón clara de porqué lo hago, mi Mercurio sigue ahí contando historias, ya no a travestís moribundas, o adolescentes gays prostituidos debido a la pobreza extrema, pero, si a ti, y en especial a ti, que crees que esto de ser homosexual es fácil, es una moda, algo muy fashion, porque no lo es, ahora es más fácil, pero, aún seguimos siendo las brujas del siglo XXI y la cacería en algunas latitudes sigue tan vigente como siempre. Es casi Halloween y seguro te chocará un poco que le preste tanta atención a una fiesta que no tiene sentido en nuestra sociedad de habla española. Pero, en realidad amo Halloween por la razón contraria a la que de niño amaba la Navidad. Porque era en Halloween cuando podía dar, porque para ese día la ONG de la que participaba organizaba toda una fiesta de disfraces y recaudábamos dinero suficiente para ayudar un poco más a esos pacientes. A veces el dinero era tal que hasta podíamos comprar regalos para Navidad. La gente nos ignoraba en la calle, porque vivíamos algunos disfrazados de pura heterosexualidad. Pero, llegaba la noche del Halloween y Madonna cantaba “Something's coming over, my baby got secret” y era ahí en ese momento cuando se levantaba el telón y caía la noche, y nosotros eramos nosotros, libres de ataduras, libres de imposiciones, algunos soltaban más pluma que otros, pero, a nadie absolutamente a nadie le importaba. Estábamos ahí por una causa, por Candy, por Miguel, por Sebastián y otro tanto más que no merecían haberse ido así, sin un adiós de sus padres o un perdón de la iglesia.
Y Nosotros eramos Nosotros

¿Por qué te hablo de esto en un sitio de Astrología? Porque es casi Halloween te dije, y el Sol brilla en Escorpio, el signo con el que relacionamos la casa 8. La casa de los secretos más oscuros, de la sombra, de lo que papá y mamá no quieres que sepas, los esqueletos en el armario están ahí, pero, en ese closet tristemente también estuvimos nosotros, algunos por más tiempos que otros. La 8, una casa muy escorpiónica, muy plutoniana, pero, también muy gay. Guardamos ahí el rechazo, nos escondemos del bullyng, incluso algunos se atrevieron a casarse con una mujer y guardar ahí en la 8, su verdadera pasión, su pasión “antinatura” por otro hombre. La casa 8 es la del Sexo, el buen sexo, el malo, el no tan bueno, el no tan malo. Es oscuridad para algunos para otras no es más que luz latente esperando surgir de las tinieblas, la casa 8, es la de la Muerte y las posesiones que no son nuestras, pero, que lo serán, eso que llamamos Legado.

La 8 fue toda la historia que te conté, la de Candy y sus ojos vidriosos, moribunda en una triste sala de hospital, la de mi rabia, contra algo invisible como un maldito virus, la de la expectativa de quien no estará mañana, la de los disfraces que no son disfraces y la de los rostros que sí son mascaras. la del dinero que recaudábamos.Pero, la 8 es plutoniana también y es una casa de resurrección. Alberto tenía apenas 16 años en el 95, parecía que iba a desaparecer, su piel no parecía piel, su rostro estaba transformado por la  lipodistrofia, vomitaba todo el día, parecía que no iba a sobrevivir pero, de repente, llegaron nuevos tipos de medicamentos, nuevas combinaciones y Alberto sobrevivió, creció como un joven adulto lozano y fuerte, ahora aunque sigue siendo cero positivo su vida la vive de una manera normal, el otro día lo vi, nos abrazamos y me dijo: ¡Fuiste mi luz, tus cuentos me hacía soñar y dormía bien cuando estabas junto a mí! Todo dentro de mí, se derrumbó, me sentía de veinte otra vez, sentía que podía decir: ¡Te vencimos!. El abrazo de Alberto, y escribir esta nota hoy exorciza mis demonios, las sombras se disipan y al final escucho la voz de una de mis maestras de astrología, la primera vez que me dijo algo acerca de mi casa 8: “tienes una casa 8 que empieza en Leo y termina en Virgo, con la bondad de tu corazón alumbrarás toda oscuridad, atravesarás la noche pero nada de esa oscuridad se te impregnará porque mantendrás siempre tu integridad” No sé sí será cierto o no, pero, yo quiero creer y cuando empiezo a hacerlo abandono la casa 8 porque ahí es cuando empieza la 9, una casa de otra historia.


3 comentarios:

  1. ¡Gracias por compartir! ¡Feliz Halloween!

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  2. feliz halloween !!! impactante ...pero real ...☼

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  3. Hola como estas, me impacto mucho la historia, yo tengo el sol en geminis en la casa 8, tambien la luna y marte en geminis en casa 8, y mercurio en tauro casa 8, como veras tengo 4 planetas en la casa 8, a escepcion de venus que lo tengo en leo en la casa 10, asi me siento yo una luz en la oscuridad, que pasa inmune a todos los peligros que pasan por la vida, me gusta la psicologia a pesar de haberme graduado de abogado, a pesar de todo me gusta ser un hombre atractivo pero misterioso e inexplorable, tengo el ascendente en libra, pero con saturno y pluton en mi ascendente libra casa 1, pero retrogrado lo cual me hace timido, exigente y un poco ambicioso con tez de envidia oculta, pero siempre me gusto investigar que hay detras de cada quien dentro de sus sombras de su lado oscuro explorarlo, investigarlo, e irradiarle luz interna con sus aportes y soluciones, escelente pagina, muchos saludos desde Venezuela.

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