Por lo general dos veces al año nos
encontramos con un par de eclipses, algunas veces puede que en un mes
tengamos tres. A los eclipses siempre, desde los inicios de la misma
humanidad se les ha dado connotaciones mágica e incluso
catastróficas. Pero, en realidad su interpretación astrológica
difiera de esa visión apocalíptica.
En el cielo tenemos dos focos que
iluminan como un faro nuestro camino, el Sol y la Luna, el primero
irradia, luz, calor y vida por si mismo, en cambio, la segunda, la
Luna lo hace como una especie de refractor del Sol. Mientras el Sol
nos da claridad total y nos crea el día. La Luna que es un poco más
caprichosa no siempre nos acompaña durante la noche. A lo largo de
los milenios, nos hemos acostumbrado a la luminosidad de ambos, por
eso, cuando en el firmamento una sombra aparece y da la impresión
que devora a alguno de ellos, nuestro mundo interior y exterior
parece entrar en un estado de emergencia.
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¡Eclípsame tú, sí tú! |
Esa sombra que produce los eclipses no
es más que la sombra de la Tierra en el caso de los eclipses lunares
o la sombra de la misma luna en el caso de los eclipses solares, el
porqué y cómo ocurre este fenómeno podría llevarme a escribir
demasiado acerca de astrofísica y en realidad eso no es lo que
quiero hoy. Lo que me interesa es hablar de ese estado de emergencia
generado por la falta de luz.
Llámalo estado de emergencia, crisis o
shock, lo que ocurre en el cielo también ocurre a nuestro alrededor,
y por ende, también dentro de nosotros. Y en esto se basa
precisamente la interpretación de los eclipses a nivel astrológico.
En entender esa crisis interior provocada por este fenómeno.
El Sol representa todo ese potencial
que nos puede llevar a algún día al desarrollo consciente de
nuestro verdadero yo, mientras que la Luna todo lo maneja a un nivel
inconsciente, ella siente, vibra en función de lo que percibe a su
alrededor, el Sol exterioriza la luna interioriza. La luna modula la
respuesta directa provocada por el Sol, te hace reflexionar, y
también te contacta con el potencial dormido que no es más que un
cúmulo de experiencias ya vividas en otros momentos o incluso en
otras encarnaciones. La Luna y el Sol, también representa un par de
figuras muy importantes en nuestra historia personal, El Sol
simboliza a nuestro padre y la luna a nuestra madre.
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El afecto se hace notorio |
El mundo lunar y solar también por ende, como todo, se ve reflejada en nuestro mundo gay. Vivimos en un mundo solar y concreto, pero, somos nos guste o no, seres lunares, reaccionamos y sentimos, miramos todo a través del prisma de nuestras emociones, ¿distorsionamos la realidad? Seguro que sí, pero, ¿Qué es la realidad? Yo,por ejemplo, aún no lo sé. La realidad aparente, la más común por decirlo de alguna forma, en nuestro mundo, siempre fue, sentirnos atraídos por otro hombre como nosotros, vivir un momento de lucha interna, de indignación, de rechazo a nuestros instintos y si topamos con suerte en algún momento de aceptación, todo esto mayormente a escondidas de nuestro Sol (Papá) o de nuestra Luna (Mamá) Así que esto de nuestro potencial, de nuestro verdadero yo, de ese Sol interno deseoso de manifestarse ha vivido momentos de mucha o total oscuridad. La luna en cambio estaba ahí reaccionando percibiendo como los demás nos miraban, la paranoia lunar seguro empezó a desarrollarse con rapidez y en nuestro interior nos decíamos: “Este ya me descubrió y ahora irá corriendo a casa a soltar la bomba”. Esa misma paranoia pudo cambiarnos desde adentro hasta verse reflejada hacia afuera, un ser introspectivo en algunos casos fue el resultado, en otros un ser inquieto y muy sociable que no podía parar porque detenerse implicaba quedarse a solas y autoflagelarse todo el día. Pero, de repente, en algún momento de esta historia, llega ese chico en plena luz del día a nuestras vidas, ese que te devuelve las miradas, te corteja, o mejor aún responde dulcemente a tu cortejo. Y la luna se te eclipsa y el Sol quiere brillar. O también, claro está, te llega ese chico tímido como tú, empieza a entablar una amistad contigo, hasta que la intimidad es tal que encuentras que ha nacido un sentimiento muy fuerte y qué no es precisamente la amistad inicial. Tu propia defensa lunar cayó sobre tu Sol creó un escondite perfecto para amarte y dejas de ser así lo que has sido hasta el momento, y empiezas a ser con ese amigo tú mismo, tu Sol se eclipsó y tu luna lo protege. Pero, no todo es para siempre en especial, en esa fase en la que no estamos muy seguro de lo que somos debido a ese enmascaramiento voluntario de nuestro yo verdadero. El chico lindo que apareció a plena luz del día duda un poco, se aleja y tú quedas en shock una vez más, aquellos besos te gustaron y quieres más. O en el otro caso, el escondite que creaste era tan oscuro que tu amiguito se sintió acorralado, y te abandona dejándote ilusionado por querer más de todas esas muestras de afecto que te demostró en ese rinconcito oscuro lunar.
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El escondite lunar por excelencia: La Cocina. |
Los eclipses son así, son precisamente
todo lo que te narré. Si un eclipse contacta con algunos de tus
planetas natales, en especial si la hace conjunción, quieres ser tú
mismo y hacer lo que deseas. Cuando es lunar, la luna se oscurece,
las emociones entran en ese estado de emergencia mencionado antes. Te
da algo de miedo, porque siempre has refugiado en ellas, pero,
descubres que aún hay mucho por descubrir en ese mundo concreto y
solar del que te hable, al volver la luz, las emociones han hecho un
switch quieres probar otras situaciones, buscar aventura y sentirte
vivo. Cuando es el Sol quien se ensombrece, dentro de ti, empieza a
imperar la introspección y al regresar la luz te das cuenta que no
puedes ir por la vida sin irradiar tu propia luz y decides empezar a
brillar. Si todos los eclipses llevan a lo mismo a ser uno mismo,
porque los eclipses involucran dos fuerzas determinantes en nuestra
concepción del Yo, el Sol y la Luna.
La sombra que invade al Sol o la Luna,
por lo general se manifiesta como una persona o situación que nos
viene a enseñar nuestro potencial, pero, lo hace de manera
intempestiva, sorpresiva y muchas veces durante poco tiempo pero
con mucha intensidad. Por lo general, la naturaleza de esa situación
o las características de esa persona dependerá de cual sea el
planeta activado en tu propia carta natal. Pero, al fin de cuentas el
resultado es el mismo, terminar con un viejo esquema ya insostenible
e iniciar así un nuevo paradigma.
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