martes, 27 de agosto de 2013

¿Tú y Yo ó Yo y Tú? ¿El Ascendente, El Descendente o Viceversa?



Es así que cuando hablamos del ascendente, estamos hablando de una energía que nos es un tanto ajena. Tan ajena como que hay que incorporarla, es tan así que muchas veces se nos hace cuerpo. Es tan ajena como a la vez tan propia, que los demás la ven de manera tan clara que para nosotros resulta imperceptible durante los primeros años de nuestra vida. De hecho nos lleva toda la vida adueñarnos de esta energía y sentirla como propia.
El signo ascendente es el signo que asomaba por el horizonte al momento de nuestro nacimiento y es tan importante que es la puerta de entrada a nuestra carta natal. El signo ascendente y su posición exacta nos permite dibujar la carta y a partir de ahí se define todo nuestro mapa natal.
Mucha gente de nuestra vida y muchos sucesos llegan de la mano del signo ascendente y si decimos que la casa 1 (casa del Ascendente) es el YO, por polo opuesto, la casa 7 que se le llama Descendente es el OTRO. En astrología, como en el mundo en el que vivimos, no se pueden evitar las polaridades y de hecho, la casa 1 y la 7 oscilan constantemente.



La casa 1 ocupada por el YO, la casa 7 me la ocupa el OTRO, pero dormimos ambos en la misma habitación y de golpe nos encontramos en la casa del OTRO, y viceversa. Es por eso que el eje 1-7, así se le llama al eje del Ascendente - Descendente, es un eje vincular. Es un eje de contratos, es un eje de pareja, y como decía mi colega en su artículo de Libra y Escorpio, el pasaje de Saturno por Libra puso a este eje en tela de juicio.
Al vincularnos, si hay sintonía en este eje, la armonía es tal que se puede percibir la mirada, la respiración, el pulso, todo de la otra persona. Es poder mirar a tu chico a los ojos, relajarte en ellos, sabiendo que entre ambos hay una oleada que va y viene.
La casa 1 de características arianas y marcianas tiene en frente a la casa 7 que es venusina y libriana. Los opuestos complementarios, Marte y Venus hacen el amor. Lo lindo de esto, es que un rato somos Marte y al instante Venus, en ese ir y venir, que sólo se da cuando hay sintonía en los ejes de ambos, hay relajación, hay entendimiento mutuo, desde el cuerpo, desde el sentir. La puerta se abre y el otro pasa.
Ni hablar cuando los ascendentes se cruzan, hay un 69 permanente que hace a esto mucho más interesante porque los roles son permanentes.
El OTRO no es ni más ni menos que YO mismo, mirándome en un espejo en el que aprendo a reconocerme. A veces veo en ese espejo algo que no es agradable, sin embargo, eso también me pertenece. El OTRO ve en mi, aquello que necesita ver para reconocerse.
Es maravilloso ese aprendizaje de encuentro, en el que el eje 1 - 7 recibe energía, solo para poder tomar contacto con nuestra propia energía, que es la misma energía del otro, que no es ni más ni menos que la energía del Universo manifestándose en sus distintas formas.
Te invito a que la próxima vez que mires a tu chico a los ojos, sientas su cuerpo y tu cuerpo, percibas su piel y la tuya, seguramente él se estará mirando también en tus ojos. Ambos viviendo en el mismo eje, en la misma coordenada de espacio y tiempo. Bendita sea la sincronía que nos hace aprender a estar vivos.

 



No hay comentarios.:

Publicar un comentario